Por Vilma Filici
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TORONTO. A veces se hace muy difícil entender las contradicciones que existen entre las leyes de inmigración y el funcionamiento práctico de las mismas. Hay diversos programas que fueron diseñados específicamente para que las personas puedan hacer sus procesos para la residencia permanente desde dentro de Canadá y otros que requieren que la persona haya estudiado y/o trabajado en Canadá para calificar para la residencia permanente.
Es más, el gobierno alienta a las personas para que tomen ventaja de estos programas, pero como es común con el Departamento de Inmigración Refugiados y Ciudadanía, la mano derecha no necesariamente coordina con la mano izquierda y cada una parece funcionar de manera independiente.
Por ejemplo, desde el año 2002 existe la posibilidad patrocinar a un esposo/esposa o pareja en unión libre desde dentro de Canadá bajo el programa “Spouses and Common-law Partners in Canada Class”. Si ambos en la pareja se encuentran ya en Canadá, a menos que el solicitante tenga una orden de arresto por haber evadido la deportación del país, no hay problemas con procesar el caso dentro de Canadá. Si el solicitante está como turista, se le extiende su estatus, si la persona está indocumentada, de todos modos se le puede procesar.
El problema surge cuando el solicitante se encuentra en el país de origen o residencia habitual y tiene la intención de venir a Canadá a reunirse con su pareja e iniciar el trámite. Ahí, al llenar el formulario para la visa de turista, el cliente se encuentra entre la espada y la pared porque en el cuestionario se le pregunta a quién viene a visitar en Canadá y qué relación tiene con la persona.
Si pone que viene a visitar a su pareja, automáticamente va a ser rechazada la solicitud puesto que el oficial procesándola llegará al fallo de que la persona no es una visitante genuina y que viene a Canadá con la intención de permanecer en el país, y le sugerirá que se case con su pareja y que la patrocine.
El argumento de que se quieren casar en Canadá y que luego la va a patrocinar sólo sirve para reforzar el rechazo, porque en ese momento se le está dando la razón al oficial en su conclusión de que la persona no es un visitante genuino. Y cuando no se es un visitante genuino técnicamente el oficial tiene razón de negarlo porque un visitante es un residente temporal.
En una situación de estas, el oficial podría decirle a la persona que puede pedir un Permiso de Residencia Temporal, que es un documento especial para personas que no cumplen con los requisitos legales esto le serviría para los efectos de entrar a Canadá y hacer el trámite de residencia dentro del país.
Ante esta situación, muchas personas eligen no decir que vienen a visitar a su pareja. Cuando reciben la visa de turista y llegan a Canadá, se casan y comienzan el patrocinio. Pero en los casos en que de todas maneras se les niega la visa de turista, la persona se expone a que le puedan hacer un cargo de dar declaraciones fraudulentas en una solicitud y ser penalizado con no poder hacer ningún tipo de trámite durante cinco años, así como también pone en peligro el futuro trámite de patrocinio de su pareja.
Veamos. Supongamos que después de haberle negado la visa el patrocinador va a casarse al país de su pareja y comienzan el trámite de patrocinio. Cuando el oficial procesando el caso de matrimonio vea en el sistema que al solicitante se le negó una visa y que en ningún momento dijo tener a su pareja o querer visitar a su pareja en Canadá, la credibilidad del solicitante disminuirá considerablemente ante los ojos del oficial.
Seguramente el oficial se va a preguntar por qué no se declaró al patrocinador en el trámite de la visa de turismo y cómo es que apareció después de que a la persona se le negó la visa. Hay que recordar que cuando se procesa un caso de matrimonio hay que demonstrar que el matrimonio es legal y “genuino”, y es con la genuinidad de la relación que el oficial tendrá problemas. El oficial se preguntará si la persona mintió al momento de hacer el trámite de visa de turista o si está mintiendo ahora y está involucrada en una relación de conveniencia para obtener su residencia en Canadá.
Veamos otro ejemplo de procesos migratorios no coordinados. En los últimos años los estudiantes internacionales y ciertos trabajadores calificados se han convertido en las clases preferidas para inmigración. De hecho, éstos, reciben puntos adicionales hacia su perfil en el Express Entry que les da ventaja sobre las personas que se encuentran fuera de Canadá y que quieren hacer sus trámites de inmigración bajo los programas económicos.
En ambos casos, las personas solicitando sus visas ya sea de estudiantes o trabajadores deben probar dos cosas, entre otras: que cumplen con los requisitos legales para procesar sus documentos de acuerdo a lo especificado por los reglamentos, y que son visitantes genuinos, o sea que no van a quedarse en Canadá después de terminar sus estudios o trabajo.
He aquí la contradicción: por un lado, el gobierno quiere estudiantes internacionales y trabajadores y les da beneficios dentro del país y puntaje adicional para que puedan hacer su trámite de residencia, pero por otro lado, cuando van a sacar su visa de trabajo o de estudiante, si el oficial procesando su caso sospecha que tiene la intención de quedarse en el país permanentemente, lo va a rechazar por no ser un residente temporal genuino, no obstante que una sección de ley dice que el hecho de que un residente temporal solicite la residencia permanente no es motivo para que no se le considere un residente temporal genuino.
Estas contradicciones complican la existencia de las personas interesadas en obtener su residencia en Canadá y la de sus representantes legales. El remedio actual ante estos problemas es presentar el rechazo ante la corte federal para una revisión judicial, lo cual implica un gasto de dinero adicional para el interesado, sin tener ninguna garantía de ganar.
Dado que en este momento se están revisando los programas de inmigración para hacer cambios que sean de beneficio para Canadá y para los interesados en formar parte de la sociedad canadiense, el Ministro de Inmigración, Ciudadanía y Refugio debería tomar cartas en el asunto y tratar de solucionar estas contradicciones. Para comenzar, lo podría lograr educando a los oficiales en los consulados alrededor del mundo y recordándoles que su trabajo es el de facilitar la entrada a Canadá, y que no es dificultar este ingreso yendo en contra de los objetivos del gobierno y de la ley de inmigración.